Él era un pastor Belga de pelo corto negro, fue recogido de una protectora de animales, a pesar de no ser de raza pura, fue un animal extraordinario, no por su herencia genética sino por su noble casta.
Buck de semblante tranquilo, se enamoro de Sindi, una perrita callejera de color canela, sin más aval que sus cadavéricas facciones y sus costillas bien definidas. Era una muerta de hambre, una vagabunda sin rumbo, sin sobras que relamer. Apareció asustada delante del enrejado de la finca, supongo huida de algún que otro maltrato, con escaso aliento, quizás con la esperanza de tener más suerte esta vez. Buck que la vio llegar, ladró en todos los ladridos, de aviso, de asombro, de pena. Nos conmovió su fragilidad, era tan escuálida. Buck la condujo a la comida, al agua y al reposo al linde de la balsa. Durmió de día, de noche ¿quizás una semana?, no puedo precisar. Pero Buck a pasaba las horas al lado de su nueva amiguita. Tras el transcurso de los días, una numerosa prole daba por sellada su nuevo futuro.
Paso que daba Bock, paso que daba Sindi. Era verdadero admiración por su protector, le seguía a donde él iba, incluso en las escapadas nocturnas. Si alguna otra hembra se le acercaba a Bock, ella que era pequeña, se metía bajo sus patas defendiendo con sus fauces a toda embaucadora. Vivieron felices en su mundo de perros. Hasta que el pobre Bock falleció de viejo. Ella nunca se separo de su lado, ni en la abundancia, ni en la enfermedad. Cuando murió, no nos permitió apartarla de él, con los ojos aciagos, con la boca enfurecida, rabiosa. Mientras cavábamos su tumba, permaneció alterada pero triste. Se metió en el agujero y cavó poseída, obligándonos a retirarnos con sus gruñidos. Cuando pudimos enterrarlo, ella se tumbó encima de la tierra removida. No conseguimos apartarla de aquel lugar.
No comió, no bebió ni una gota de agua, hasta que murió de inanición días después. Sindi amó con el único atributo que se les reconoce a los perros… la fidelidad. Aunque yo quiero creer que fue de amor de ese que se siente con el corazón y con el alma.
2 comentarios:
Bea... quina història més bonica! Deu ser per això que estimo tant els gossos. Una història d´amor amb majúscules. Quantes coses ens falta aprendre als humans encara...
Un relat colpidor, amor sense preguntes ni retrets. Sense dobles intencions ni enganys. Més humans que els humans.
Una abraçada.
Publicar un comentario