Rosa de los vientos es usada en navegación desde siglos ancestrales y cubre las 32 direcciones principales en los movimientos en la superficie terrestres

Reservando butaca


Pasen y vean...
Este espacio está dedicado íntegramente al cine, el cine de todos los tiempos.
Una sección donde la sonrisa está asegurada. Pequeñas incursiones en el séptimo arte, desde el cine mudo al color, los musicales, los grandes obras maestras, etc
Todos tienen aquí un rencuentro con la menoría selectiva, que va gravando a pinceladas retazos de nuestra historia. Quién hubiera imaginado a la “Hayworth” cantando por fandanguillos, o el orgasmo fingido de Meg Rayan comiendo un sándwich vegetal .

Reserven butaca, que la sesión da comienzo.

El balcón de oriente

Contenidos insurrectos, estrafalarios y pendencieros.
Un balcón con una vista esplendida hacía oriente. Quizás porque es allí donde se esconde los magos, o donde las mil y una noche dieron rienda suelta al sueño. O al enseño. O al mañana. O al pasado.

Desengáñate con tus propios ojos, como diría la abuela Petra.

Desde el infinito y más allá

Al principio fue el hombre, le siguieron las palabras. Desde hace millones de años, nos persiguen instintos innatos. Una forma del Ser para sobrevivir. Entre los infinitos detalles, complejas formas de amar, de sentir; de expresión en definitiva. Todas las tragedias griegas, todos los fados, todas las coplas, toda la poesías, todas las pinturas, las esculturas, la música, tienen aquí un espacio... todo, eres tú. Sentimientos envueltos en un halo, creados a nuestra imagen y semejanza.

En tu idioma, es más fácil:

29 ene 2016

El balcón de oriente 11 "¡Ser así o asá!"

¡Ser así o asá!

Una bailarina en una caja de música me había robado el corazón. De pequeña andaba de puntillas por mi cuarto, ese era mi mayor delirio. Soñaba con ser bailarina con un enorme tutú rosa, enloquecíada por bailar, estar de puntillas entre las nubes. ¡Fantasear! que gran descubrimiento, podría estar horas divagando con los ojos abiertos. Ese era un tiempo magnifico. A pesar de ser un poco chicote, era tímida e introvertida. Para entonces era: la raspa, la pezote, la pinguza, la peluca, la choronguito. Adjetivos que me definían entre mis familiares. Eso englobaba dulcemente un mundo que sólo yo puedo interpretar y que he atesorado a lo largo de los años.
Siempre supe que era una niña especial, distinta que las demás. Los comentarios de tranquila, fantasiosa, imaginativa, creativa, dulce, pequeña, enredo, atrevida, gatuna y amante de los animales; no siempre eran bien intencionados. A pesar de parecer la mayoría virtudes, hubo un tiempo  en que  significan cosas como: lenta o holgazana, fuera de la realidad o embobada, poco perceptiva y práctica, empalagosa, inmadura, en medio como los jueves, ponerse en peligro gratuitamente incluso poco femenina de aspecto desaliñado, madre adoptiva de todos los gatos de la calle, además de: ranas, sapos, ratones, escarabajos de la patata, erizos, ardillas, saltamontes, serpientes, orugas… o cualquier bichito viviente.
Curiosamente hoy he sabido que gracias a esos rasgos, hicieron de mí la mujer sensible, madura, segura, confiada, enérgica, positiva, despierta, locuaz, hábil, espontánea y amorosa que soy hoy (rasgos valorados por la médica antroposófica) - ¡Ahí es nada!, Caray dije cuando oí el veredicto-; esa infancia feliz ha sido determinante  para mí.- ¡Caramba, caramba!
El primer septenio es el momento que marcará el resto de la vida de un individuo, son los años concluyentes para establecer carencias y comportamientos. Resolución de problemas, fijaciones y satisfacción personal.

Ese  tiempo tan enriquecedor que hoy mirando atrás, he comprendido que fue definitivo: donde las horas no contaba, donde ser mayor era una broma, donde los animales eran mis mejores amigos, donde los mocos asaltaban mis mangas, donde el chocolate nunca era en demasía, donde mis hermanos no representaban un peligro para crecer ya que no competías por el cariño si no lo compartías. Un tiempo donde mi padre contaba los mejores cuentos del mundo, con la entonación perfecta para cada personaje. Donde en los primeros meses, el pecho de mi madre fue un maná de leche y miel para cada uno de sus hijos.

Así que si soy diferente, lo admito: impuntual, habladora, insurrecta, estrafalaria, valiente, perspicaz, impulsiva, dinámica, tolerante, paciente, entre otras virtudes y defectos… parece apuntar a lo vivido hasta los 7 años. Así que cuando soñaba ser bailaría de una caja de música no sabía todo lo que me aportaría. Es cierto que no soy mejor que nadie, pero a mí me vale ¡ser así o asá!





28 ene 2016

El balcón de oriente 10 "Yo también una vez fui rebelde"


Que es la adolescencia sino…
Un estado de embriaguez constante, ¡subidón permanente!
Estado ideal, tener coraje para enfrentarse a sus desconfianzas, sometiendo a los padres a múltiples provocaciones. Incontinencia verbal disfrazada de osadía irrefrenable, ella se apodera de sus gestos, de su voz.
Evaluar a todas horas afrentas con sus madres, ellas; con sus padres, ellos. Enajenación a intervalos dominados de tan en tan por ataques de rabia.

Sólo es un estado, que pasará a ser gaseoso en el momento que la olla ardiente deje salir la represión, el miedo…  al individuo que es en realidad. Como las orugas toca pasar la etapa del “capullo” otorgando el grado máximo de esplendor a la "edad del pavo"
Ese exceso de celo, de rebeldía sin causa, provoca perplejidad por ambas partes. Esas copias a veces tan idénticas, hace saltar la duda. Nunca tan claro ante nuestros ojos, recordarnos como fuimos en ese tiempo de standby.
Ese tiempo de espera a ser revelado… como seremos, lo que nos motivará en la vida:
nuestros amores, nuestros deseos, nuestras inquietudes, nuestra capacidad para resolver, nuestros anhelos, nuestro aspecto al final de la etapa, nuestro verdadero Yo.
Tan sólo preocupan cosas como: la grasa del pelo, los granos, las caderas en ellas, el vello en ellos, la moda, los modismos, los amigos, lo que dicen, lo que hacen...

Al final de la búsqueda durante 4 o 5 años o más; se nos revela la ansiada imagen, nuestro Ser. Es entonces cuando comenzamos a ser conscientes que caminamos lentamente a parecernos cada vez más a nuestros padres.

26 ene 2016

El balcón de oriente 9 " Mi principito"



Siempre quise volar alto, aún sin saber dónde me llevarían mis alas, volar sin miedo y sin prudencia. Soltar las viejas vestiduras y ser libre para decidir, para escoger caminos.
He tenido varada la razón a mis hijos durante demasiado años,  sin permitirme desviar la atención en otras necesidades… el amor ¿de qué hablamos? No me atrevía a desearlo, a creer, a confiar en él, ni esperar si quiera que fuera platónico. Eso cambio: llamémoslo destino, insistencia o suerte.


Mi principito

Un día de mayo, apareció un príncipe azul vestido de ternura, de paciencia, de ilusión.  
De ojos azules, de rubia melena, con una rosa en la mano y el corazón partido.
Cosí pacientemente los desgarros, las heridas, las tristezas. Nos unieron las lágrimas, la demencia y las muchas ganas de ser correspondidos. La pasión apareció de puntillas, después de trasnochar y de algunas copas.
Mientras la dulzura  iba ganando terreno. El pom-pom del corazón iba sellando en cada latido los delirios; los impulsos del querer.
Tan enamorados que empalagosos parecíamos melaza para los demás. 
Caminábamos sorprendidos de hallar sentido: al lenguaje de las manos, a los misterios escondidos entre los pliegues de la piel, a las mieles entre la comisura de los labios. Comiéndonos a besos, las ganas, las horas, las noches, los días.
Un príncipe siempre dispuesto, siempre ofreciendo más. A cambio: le regalé todo el color de mi paleta, todos los matices de mí voz, todas las palabras por escribir, todas las caricias de mis dedos, todos los besos que imagináis de un alma desbocada, de un tiempo sin ritmo, de los días sin número, sin nombre.
Él estaba en el cada segundo, entre mis despertares, entre las promesas de futuro, entre el equilibrio y el sosiego. Ya entonces era mi presente, es el hoy, mi mañana.
Es la paz y la calma. Es el norte y mi sur, es la mesura y el desorden;  tan iguales y tan distintos. 

Sin necesitar nada más, sin necesitar nada menos.