Ella me enseño a disfrutar de pequeñas cosas, la descubrí adolescente y nos hicimos intimas. Divertida, valiente, intrépida, alguien con quien soñar y sonreír. Nunca sus pies en el suelo, pero con la fantasía más salvaje que habré conocido jamás. Sin preocuparse por el mañana, por el qué dirán, por las posesiones, por lo qué dar. La quise, como se quieren las amigas incondicionales, la antepuse a muchas críticas, la idolatré por su intrépido valor para recorrer el mundo con una mochila. Cuando había, sin parar en gastos; en la escasez, a sujetarse el cinturón; vivir siempre al día. Me enseño a cocinar la mejor "bullabesa", el mejor "pesto". Los mejores mojitos, las mejores caipiriñas. De semblanza tranquila, de dulce voz. Segura de sí misma, generosa, amante de la paz y la espiritualidad.
Siempre había compartido conmigo la mesa, los hijos, las penas y las glorias. Se marcho lejos, fue cuando me falto su mano, su cálidas y acertadas palabras… esas a la que siempre acudía para llorar mi desconsuelo. Gracias por haber hecho de muchos momentos, momentos inolvidables: las charlas nocturnas, las películas compartidas, los fríos días de invierno frente a la chimenea, las tardes magistrales de pintura, los paseos por el campo, la ratafía, los poemas, las cartas, los libros, la música y la imaginación que siempre fue nuestra. Gracias por las risas y por tus descabelladas historias.
Después llegaron más amigas del alma, también su coraje me ha dado soporte, esas con las que a prendí a crecer; que como iguales me tendieron la mano en horas de miedo, de dolor. Todas las palabras del mundo no serán suficientes por la gratitud que siento. Ellas, que siempre tuvieron un momento para escucharme, que desde la calma me brindaron todo el amor y todas las alegrías. A ellas mi homenaje a la amistad. Algunas más allá del horizonte; otras, más acá me sonríen a diario. Tan grandes como sus actos, merecidas las alabanzas, mis respetos y mi cariño.
Entre las manos, unas que nunca me fallan, las de mi hermana. Ella a acudido puntual a mis partos, a mis tristezas y al peor de mis días, desgraciadamente también fue el suyo. Para ella necesito 1000 páginas que emplazo para el siguiente artículo.
3 comentarios:
Un raconet de pau. Els braços i les abraçades d´una germana...
Los hermanos no van y vienen, estan contigo desde que naces hasta que mueres.En la infancia muy cercanos, en la juventud se alejan un poco, pero luego vuelven y ahi estan,y en la madurez son mas fuertes los lazos. Somos puntos de referencia en los momentos decisivos.Los hermanos siempre estan,en ocasiones de forma fisica y en otras simplemente los sientes, pero siempre estan.Los hermanos son testigos de tus risas, llantos, desengaños, exitos, fracasos,amores.
AH y nunca dejes que tu hermana te peine cuando esta enfadada..jaja
Lo cierto Judit es que las hermanas tienen un olor muy especial; un olorcito parecido al que desprenden los bebes, los que descubre una madre recién paridos, los que instintivamente indican que son tuyos.
Ellas huelen a caramelo y otras veces a nubes de algodón, siempre son pozos de sabiduría inagotables. Adoptan las más maravillosas de las formas como superhermanas, son todopoderosas, amiguísimas y serán por siempre las mayores cómplices del mundo.
Lo tendré en cuenta anónimo jajaja... me ha gustado que estuvieras aquí, es cierto que las hermanas están y que suerte que están siempre, porque sin Ella yo no sería quien soy. La mía ha sido ejemplo de muchas cosas, mi envidia eterna por su perfección, por su dinamismo, por su soltura con el mundo, etc.
Mi homenaje a las amigas, incluido las que se han ido… para recordar lo bueno que he recibido y recibo, todo lo demás no importa. La vida es demasiado corta y demasiado bonita para pasar cuentas. Sigo aprendiendo cada día. Mañana lo haré mejor. Gracias
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