Salí de una caja de zapatos, creía que la vida sólo serían esas cuatro paredes. Mientras viajaba a “no se sabe a qué lugar”, sostenía una larga charla con una pequeña compañera de vicisitudes. Ella cientos de veces más pequeña que yo, ¡qué digo cientos, miles!, pero de una enorme sabiduría. Me rebeló, que aquel habitáculo sólo era una sencilla caja de traslado. Jugueteaba entusiasmada con el divertido aspecto de aquellos “no se sabe que” Fascinada por el maravilloso colorido que según mi amiguita, eran simple mariquitas estampadas en el cartón. Reconozco estar desilusionada por el descubrimiento.
Lleguemos al destino, canturrearon “cumpleaños feliz”; mi ego se inflo. Abriéndose lentamente la tapa, finalizo el suspense. Por fin pude ver mi regalo. Tenía los ojos grandes, de mirada dulce y de aspecto tranquilo. Era mejor de lo que imaginé, cuando entre conjeturas, mi realquilada camarada, me aventuro la posibilidad de acabar sin hogar. Pero allí estaba él, majestuoso, casi sin pelo, oliendo tan distinto a mí. Le besé, le ronroneé... fue cuando supe que estábamos hechos el uno para el otro. He decidido adoptarle. Se llamará Pepo. Lo estoy domesticando. Cuando abre la puerta de su caja, le llamo y me contesta. ¡Es inteligente este gatazo! Vamos a ser muy felices, lo presiento.
2 comentarios:
M´encantaria que fossin les mascotes qui triessin als seus amos. Segur que tindrien més bon ull que nosaltres!
Petonets! "Coneguen" al Pepo, aquesta boleta peluda serà feliç!
siento no haber estado en esos momentos tan dificiles para ti , pero que otra cosa podia hacer , tu elegiste a mi marido por encima de nuestra amistad , una amistad inquebrantable, solo me quedo alejarme , pero solo espero que en el fondo de tu corazon sepas que siempre estare ahi .... por encima de lo que digan o piensen los demas
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